Diumenge 1 de Quaresma - 1 de març- Evangeli de Marc

(Comentari bíblic interconfessional publicat en el Butlletí d'informació parroquial "Diàleg" del temps litúrgic de Quaresma de la parròquia de Sant Pere de Gavà)

Mc 1, 12-15

Uno de los relatos más interesantes de la vida del Señor, es sin duda este pasaje del evangelio de Marcos; en los otros evangelios incluso se nos dice que más que inspirado, fue llevado por el espíritu al desierto para ser tentado por Satanás, dando a entender que eso de la tentación, no solo es inevitable, sino necesario en la vida de todo cristiano, y aun más, me atrevería a decir que imprescindible, algo así como parte de la terapia para nuestra propia formación; Jesús vino para hacer una obra en la tierra, vivir una vida sin pecado, y acto seguido asumir los pecados de la humanidad, clavarlos en la cruz, y allí vencer a Satanás, pero como hombre que era, tenía ya que vivir una vida de luchas continuas, podríamos decir que en la cruz culminó una victoria que empezó precisamente aquí en el desierto; todo creyente debería saber que una de los propósitos más importantes de Dios para su vida, es sin duda, la batalla que debemos aprender a librar contra Satanás y sus huestes, una batalla inevitable, ¿ para qué uno se preguntará? Pues para que nuestra fe en Dios sea probada, nosotros decimos creer en Dios, pero nos puede pasar como pasa con el oro, que todos los metales que se le parecen, tienen que ser probados con el fuego, pasando por la prueba del fuego es la única manera de saber si es o no oro autentico, así nosotros, solo las luchas, las pruebas, las tentaciones; es la manera en probar nuestra confianza en Dios, y cuanto más fuertes sean las tentaciones, mas fuertes nos hacemos cuando las superamos, el apóstol San Pablo, tenía tal obsesión por parecerse a Cristo, que aun quería ser semejante a él en su muerte(flp.3:10); Jesús es nuestro ejemplo, nuestro espejo, aquél a quien debemos parecernos en todo, no solo en lo bueno, sino también en los sufrimientos, y aun si fuere necesario en la misma muerte, a él sea honra y gloria por los siglos amén.

Pastor Manel Hernández
Església Evangèlica

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