Diumenge 2 de Pasqua - 28 d'abril de 2019



Jn 20,24-31

Hoy el evangelio nos comunica un mensaje lleno de paz y serenidad, ya que nos hace respirar un aire fresco de la noche de Pascua.

Los apóstoles acababan de vivir con tristeza, unos acontecimientos referentes a su maestro: el encarcelamiento, el juicio ante Poncio Pilatos, la condena a muerte colgándolo en una cruz como un  malhechor y su sepultura. Todas las perspectivas de la instauración del nuevo reino de paz y justicia predicado por Jesús, se habían desvanecido y por tanto todo había sido un fracaso.

La tarde del día siguiente, los apóstoles estaban reunidos con las puertas cerradas por temor a los judíos. De pronto Jesús resucitado se presenta en medio de ellos y les dice: “Paz a vosotros” luego para demostrarles que es Él mismo, les enseña las manos y el costado y les dice: Paz a vosotros, como el Padre me ha enviado, así también os envío para que continúe mi obra de salvación

Pero Tomás no estaba con el grupo  y cuando regresa lo primero que le dicen es: Hemos visto al Señor” la reacción de Tomás, es la misma que tendríamos nosotros, si nos hubieran comunicado lo mismo.  Tomás estuvo presente en el proceso de Jesús, En cambio su reacción es de incredulidad, si no veo en sus manos las señales de los clavos y no pongo mi mano en la llaga del costado, no lo  creo.

Al cabo de ocho días, estando Tomás con el grupo, se aparece otra vez Jesús y les dice “Paz a vosotros y dirigiéndose a Tomás le dice: Trae tu dedo, aquí tienes mis manos, trae tu mano i métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino creyente. Tomás lleno de asombro, confusión y vergüenza, le dice a Jesús “Señor Mío y Dios Mío” y Jesús le responde ¿Por qué has visto, has creído? Y añade. Dichosos los que crean sin haber visto.

Ciertamente que en la actitud de Tomás, nos podemos ver reflejados muchos de nosotros, quién no ha pasado por momentos de dudas de fe a lo largo de la propia vida, indecisiones, oscuridades. Es difícil pasar de lo natural a lo sobrenatural y de la duda a la fe, pero a pesar de todo, si nos dejamos llevar por los sentimientos más profundos, llega el momento que por mas oscuridad que nos envuelva, las palabras de Jesús a Tomás, nos iluminan y nos ayudan a superar nuestras debilidades y poner nuestra confianza en la verdad trascendente que no se contradice con la razón y que nos abre un nuevo horizonte para vivir con fe y confianza la promesa de Jesús a los apóstoles, que los que crean sin haber visto, serán felices y tendrán vida eterna.


Mn. Manel Abadías, DP



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