Diumenge 2 de durant l’any (A) - 19 de gener de 2020

Jesús, El cordero de Dios, Juan 1,29-34.


Todo el texto de Juan 1,29-34 está construido para que nos quede bien claro que Jesús de Nazaret es el Cordero de Dios. Toda esta información está destinada a que todos aquellos que queremos saber quién es Jesús entendamos su singularidad. Él es, nada más y nada menos que, “el Cordero de Dios”.

La una metáfora del cordero que apunta a un elemento central de la fe judía (y cristiana): El cordero del sacrificio. La expresión “El cordero de Dios que quita el pecado del mundo”, la podríamos parafrasear de la siguiente manera: “Este es el cordero que Dios da en sustitución del castigo por el pecado del mundo”.

¿Os acordáis de la historia de Abraham e Isaac en Génesis 22? Dios quiere probar la fe de Abraham. Le dice: - “Toma ahora a tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, vete a tierra de Moriah y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré” (v. 2). Abraham hizo como Dios le había mandado. El clímax de la escena se encuentra unos versículos más abajo:

“Extendió luego Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Entonces el ángel del Señor lo llamó desde el cielo: - ¡Abraham, Abraham! El respondió: - Aquí estoy. El ángel le dijo: - No extiendas tu mano sobre el muchacho ni le hagas nada, pues ya sé que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste a tu hijo, tu único hijo. Entonces alzó Abraham sus ojos y vio a sus espaldas un carnero trabado por los cuernos en un zarzal; fue Abraham, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo”. (Génesis 22,10-13).

En la perspectiva de Abraham, estaba la profunda convicción que Dios proveerían un “cordero” para ese sacrificio (v. 7-8). Y, al final, fue así. Dios proveyó un carnero. En la escena, el énfasis está en la iniciativa de Dios en proveer un animal para el sacrificio. Gracias a que Dios proveyó ese animal, Isaac siguió con vida y con él, la promesa de salvación para toda la humanidad (v. 18: “En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra, por cuanto obedeciste mi voz”).

La promesa de Dios a Abraham en Génesis 22,18 se hace real en Jesús, según Juan 1,29: Jesús es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Jesús es la respuesta que Dios provee como proyecto definitivo de salvación para la humanidad.

Nelson Araujo, pastor

Comentaris