Diumenge 2 després de Nadal - 2 de gener de 2022

 

EVANGELIO DEL SEGUNDO DOMINGO DESPUÉS DE NAVIDAD

JUAN 1, 1-18

 

De entrada merece dedicar unas primeras palabras introductorias sobre este texto que conocemos como Prólogo del Evangelio de Juan. De muchos es conocido que este prólogo es un añadido de una posterior redacción. También se puede considerar uno de los textos de una interesante trilogía: Génesis 1 presenta la creación de Dios Padre; Juan 1 la enlaza con la Encarnación del Hijo de Dios; y Apocalipsis 21 nos renueva esa creación con “un cielo nuevo y una tierra nueva”.

 Ya en el texto, en su inicio (v. 1-3) se nos conecta de forma bien explícita este prólogo con Génesis 1. Pero con una valiosa aportación: si en Génesis 1 aparecen el Padre Creador y el Espíritu, “soplo de Dios”, ahora en Juan 1 se suma la Palabra, el Verbo, el Hijo, que también desde el principio es Dios.

 Dos aspectos importantes se desprenden de ello: primero, que Dios es eterno, es increado y es creador; y segundo, que desde toda la eternidad Dios es Trino (Padre, Hijo y Espíritu Santo)

 Ahora bien, se oye mucho decir que Dios creó de la nada. Y eso, estrictamente, es falso. Nunca ha habido “nada”. Porque si en algún momento hubiera podido haber “nada” ahora seguiria habiendo nada. Es tan fácil como hacer la prueba de la multiplicación. Multipliquemos cero por la cantidad que queramos, que por elevada que sea el resultado seguirá siendo nada. Porque la nada solo produce nada. Eso lo sabe el Catecismo de la Iglesia que pone entre comillas ese “de la nada”.

 Es que el prólogo de Juan habla de logos y de verbo, es decir de existencia y acción, de luz y encarnación. Sí, con Jesús Dios entra “en acción”, no se queda en sustantivo conformista y resignado sino que se muestra verbo que transforma. Y la guinda para esa transformación está en que Dios, por medio del Hijo, quiere contar con nosotros: Juan vino como testigo para ser testimonio de la luz (v. 6-8) y Jesús nos dirá “vosotros sois la luz del mundo” (Mt 5, 14)

 Puede parecer que este es un texto más teórico que práctico, puede ser... pero igual que para conseguir hacer funcionar la tecnología es necesario saber que tecla tocar y que cable conectar, y muchas veces nos es necesario acudir al manual, pues bien, de la misma forma este prólogo se redactó para dar sentido a todo el Evangelio, para desde el primer momento saber darle al “on” de la interpretación; Jesús de Nazaret es el Hijo de Dios, es Dios mismo.


Mn. Quique Fernández DP

Coordinador de Escuela de Animación Bíblica

 

Comentaris