Diumenge 22 de durant l'any - 30 d'agost

COMENTARIO AL SALMO 14

David, el rey que cantaba a Dios, nos ha servido de inspiración y animo a cuantos tenemos por deleite el alabar al Señor, pero este salmo también nos invita a caer en la cuenta de que el hombre sin Dios es un motor de maldades porque el corazón del hombre no genera el bien.
El apóstol Pablo hace referencia a este hecho en la carta a los romanos cap 3:9-12, ya que tanto judíos como gentiles están bajo pecado y que todo el mundo queda bajo el juicio de Dios (Ro. 3:19), nos lo hace entender, en general, como una descripción de la depravación de la naturaleza humana.
El pecado es la enfermedad endémica de la humanidad, y aquí se ve la malignidad de tal enfermedad, vivimos en un mundo perverso capaz de dar albergue a los más horribles males, sin pensar en el sufrimiento que genera a otros ni en que todo hombre debe dar cuenta ante Dios por sus hechos.
Dice el hombre en su corazón que no hay Dios pero aunque estas personas hagan esta afirmación la realidad esta en romanos 14:11 “Porque escrito está:
Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios”.
David se esfuerza en convencer a los pecadores de la maldad y del peligro del camino en que se hallan, por muy seguros que se crean en tal camino. Les muestra tres cosas que, al parecer, ellos no quieren ver: su maldad, su insensatez y su peligro.
Si es cierto que los que desprecian a Dios deben entender estas tres cosas, también los creyentes deben ser consolados al saber que el disfrutar de la presencia de Dios es mucho más que todo lo que este mundo de perdición puede dar.
Porque Dios está con la generación de los justos, Dios está con aquellos que reconociendo sus pecados tienen puesta la seguridad del perdón en que Cristo murió por los pecadores y así por la fe en El, tenemos la seguridad y la certeza de que estos males quedan pagados ante Dios.
Por Cristo y por su obra en la cruz, gozamos de la protección de Dios y que nuestro futuro solo tiene un lugar, al lado del Señor.
¡Oh, que de Sion saliera la salvación de Israel! No solo la salvación de Israel sino la de todo aquel que se acerca a Cristo para decirle: Yo no quiero ser un necio, quiero ser uno de los que alcancen tu gran misericordia.



Pastor Rafael Díez
Iglesia Evangélica

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