Tots Sants - 1 de novembre

1Jn 3, 1-3


El apóstol Juan nos invita a mirar la grandeza del amor Divino, que no ha escatimado en medios para que podamos ser hijos suyos, pero para serlo, para poder formar parte de esa gran familia celestial es necesario acercarse a El reconociendo nuestra pequeñez y a la vez su grandeza, Pablo, dirigiéndose a los atenienses les dijo: “Para que busquen a Dios”
Hch 17:30 Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;
Hch 17:31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.
No decimos que esperamos ser hijos de Dios; ya somos hijos de Dios si creemos con todo nuestro corazón, si nos arrepentimos de nuestras faltas y si atendemos a su Palabra para vivir según sus instrucciones, el verdadero hijo de Dios da pruebas de su nacimiento espiritual por ser obediente a la palabra de Dios. El mostró su amor para con nosotros y respondemos a ese amor por ser obedientes y vivir una vida que le agrada.
Podemos tener la seguridad de que somos hijos de Dios. Podemos regocijarnos en el hecho de que el nos salvó y darle las gracias. Dice "ahora somos hijos de Dios"
Estos versos deben servir como un estímulo de vivir una vida recta delante de Dios y el mundo. Algún día el hará de nosotros algo hermoso y maravilloso. Seremos semejantes a El.
Somos hijos de Dios "y aun no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando el apareciere, seremos semejantes a El." ¡Que hermoso! ¡Que cosa tan maravillosa! El ve en sus hijos lo que hemos de ser. Todavía Dios no ha terminado su obra redentora en nosotros. Doy gracias a Dios por eso, si no, estaría muy desanimado, pero el todavía hará una obra muy especial en mí. Si, "seremos semejantes a El". Veremos al Cristo glorificado. No seremos iguales a El, pero si seremos semejantes. Semejantes, pero con nuestras propias diferencias, igual que cada estrella es diferente , igual que cada copo de nieve es diferente, del mismo modo cada hijo suyo también es diferente pero con el lazo de ser semejantes a El.
El Cielo será un lugar maravilloso porque allí habrá un amor puro.
Si creemos que Jesús viene y que algún día seremos semejantes a El, para nosotros es un agrado vivir una vida de pureza aquí en el mundo y de indicar a muchos el camino de la salvación, el camino de la vida plena.


Pastor Rafael Díez
Iglesia evangélica

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