L'Ascensió del Senyor - 20 de maig

Ev. de San Marcos 16: 15-20




Más tarde, Jesús se apareció a los once discípulos, mientras ellos estaban sentados a la mesa. Los reprendió por su falta de fe y su terquedad, ya que no creyeron a los que lo habían visto resucitado.


Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien a todos la buena noticia.


El que crea y sea bautizado, obtendrá la salvación; pero el que no crea, será condenado. Y estas señales acompañarán a los que creen: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes; y si beben algo venenoso, no les hará daño; además pondrán las manos sobre los enfermos, y éstos sanarán.»


Después de hablarles, el Señor Jesús fue levantado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos salieron a anunciar el mensaje por todas partes; y el Señor los ayudaba, y confirmaba el mensaje acompañándolo con señales milagrosas.





Que vivimos una de la situación económica, social y moral muy difícil, no hace falta decirlo. Nos lo repiten los medios de comunicación (todos ellos intentando “vender noticias”) y lo corroboramos en nuestra vida diaria.

También, para aquellos que confiesan su fe en Jesús, las circunstancias parecen ser muy complicadas. No hay solución aparente para nadie.

Por eso, permíteme preguntarte: ¿tendremos que esperar a que pase la crisis para salir de ella?. No lo creo.

A pesar de parecer algo distante en el tiempo, el hecho real de que Jesucristo ha resucitado, debería darnos otra perspectiva de nosotros mismos y de la situación que nos afecta hoy.

Dios está usando esta coyuntura para enseñarnos algo. A pesar de que muchos esperan que se produzca un cambio importante, está claro que no vamos a recibir ninguna solución a nuestros problemas a menos que algo cambie en nuestro interior.

Las dificultades son parte de nuestra formación como discípulos de Cristo y lo mejor de todo, es que algo parece estar cambiando dentro de nosotros.

Muchos han comenzado a mirar la tumba. Si, el lugar donde hace tantos años el cuerpo de Jesús descansó por tres días.

Ninguna crisis es mayor que la muerte. Y aún ella, fue vencida. El hecho de la resurrección de Jesús es la victoria sobre toda situación adversa.

Jesús mismo les reprendió por su falta de fe y por su terquedad. Si él se nos aparecería hoy de forma visible, ¿haría lo mismo? ¿Tendremos que esperar a que las cosas empeoren para creerle a él?

Como los discípulos que no habían creído a aquellos que fueron antes al sepulcro, nuestra falta de fe hace que nuestra vida carezca de sentido y torna nuestro futuro en una oscura incertidumbre.

Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien a todos la buena noticia. El que crea y sea bautizado, obtendrá la salvación”

Por eso el llamado de Jesús a anunciar el mensaje del Evangelio es la clave para sobreponerse a toda situación adversa. Porque nuestra voluntad al comprometer nuestra fe y obedecerle, es el comienzo del cambio. Nuestra preocupación por llevar las buenas noticias a todos los hombres, es nuestra forma práctica de creerle.

Luego, siguiendo el texto bíblico, una vida implicada en la extensión del reino de los cielos, tendrá algunas “señales” interesantes. Según el testimonio de San Marcos, una vida comprometida con la proclamación del Evangelio tiene consecuencias sobrenaturales.

“Señales” como por ejemplo expulsar demonios o sanar enfermos, son algunas de las cosas que Jesús prometió. La primera nos habla de la victoria sobre el mundo espiritual adverso, la victoria sobre la angustia, la depresión, la ansiedad y cualquier otro sentimiento opresivo que no proviene de Dios.

La segunda, el hecho de sanar a los enfermos, nos habla sobre la solución concreta que Jesús trae a los problemas personales difíciles de sobrellevar.

Y finalmente: el Señor Jesús fue llevado al cielo y allí se sentó a la derecha de Dios. Si, allí mismo, reinando con todo poder y dándonos la seguridad de que nuestra vida está bajo su cuidado. Esa es nuestra confianza.


Entonces, ¿seguirás esperando que pase la crisis para salir de ella?





Fernando Lovero

Pastor Evangélico

Centro Betania de Castelldefels

Comentaris

  1. Buena Nueva, cual novedad aplicada a la salvación, en este caso, del hombre que ha envejecido como un vestido. Mas en Dios, todo es nuevo; de aquí que, todo lo nuevo o sin profanar, tenga un carácter sagrado (a Jesús, por ejemplo, se le enterró en un sepulcro nuevo -Mt 27,60-). Por tanto, en los tiempos actuales se hace necesaria una nueva perspectiva, a partir de la cual regenerar nuestra cotidianidad. ¿Cómo? El texto de referencia nos insta a la fe (nuevamente, como la semana pasada) que permite la salvación, quizás empezando por "buscar las cosas de arriba". Por ello, Jesús nos invita a revestirnos con una nueva piel, con la que protegernos de este mundo en que vivimos, y así llegar a expulsar los demonios, hablar lenguas nuevas, agarrar serpientes o sanar enfermos... La mezcla de espiritualidad y esperanza, que podemos establecer entre el hecho de la Ascensión del Señor y la particular perspectiva del futuro "hombre celestial", debería ayudarnos a dicha transformación (1 Cor 15, 45-50).
    Gracias por su atención, un saludo. JE.-

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  2. Buena Nueva, cual novedad aplicada a la salvación -en este caso- del hombre que ha envejecido como un vestido. Mas, en Dios todo es nuevo; de aquí que, todo lo nuevo o sin profanar, tenga un carácter sagrado (a Jesús, por ejemplo, se le enterró en un sepulcro nuevo -Mt 27,60-). Por tanto, en los tiempos actuales se hace precisa una nueva perspectiva, a partir de la cual regenerar nuestra cotidianidad. ¿Cómo? El texto de referencia nos insta a la fe (nuevamente , como la semana pasada) que permite la salvación; y se puede empezar "buscando las cosas de arriba"...primero, teniendo clara la revisión de un comportamiento ajado por prejuicios e inconvenientes varios y, posteriormente, ajustando esa nueva perspectiva a un estilo de vida de acorde a ella. Por ello, Jesús nos invita a revestirnos con una nueva piel, con la que protegernos de este mundo en que vivimos (y así llegar a expulsar los demonios, hablar lenguas nuevas, agarrar serpientes o sanar enfermos...). La mezcla de espiritualidad y esperanza, que podemos establecer entre el hecho de la Ascensión del Señor y la particular perspectiva del futuro "hombre celestial", debería ayudarnos a dicha transformación (1 Cor 15, 45-50).

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