Diumenge 20 de durant l'any - 16 d'agost de 2015
Para los judíos este
texto (y algunos parecidos) permitió el pensar en los primeros cristianos como
“caníbales”. Mira que “tener que comerse la carne de su Maestro…”.
Y encima Jesús, aún
se lo complica más, al hablarles de “beber, también, su sangre”. Además el
Antiguo Testamento dejaba bien clara la prohibición del beber sangre (Levítico
7:26 y 27).
Jesucristo les estaba
personificando algo que ellos no iban a entender, porque habían de discernirlo
espiritualmente.
Os voy a relatar un
excelente resumen de la idea:
“El manjar y la
bebida eucarísticos, físicamente son pan y vino; pero espiritualmente son la
carne y la sangre del Hijo del Hombre; verdadera comida y verdadera bebida,
porque efectúan la sagrada unión del Hijo de Dios con quienes en Él creen,
comunicando así la vida eterna y garantizando la inmortalidad (aunque muchos no
quieran creerla). A través de esa simbología, la unión entre el Padre y el Hijo
se extiende, y llega, también a los creyentes. Como el Padre imparte vida al
Hijo, así el Hijo la imparte a quienes de Él se “alimentan”. De esa manera les
va a conceder la Inmortalidad”. (Edwyn Hoskyns).
Y, por encima de
todo, nosotros veamos, y sepamos, con meridiana claridad que, para los
creyentes, el “alimentarse”, no podemos (ni debemos) limitarlo solamente a los
símbolos; sino referenciarlo a conocer la Palabra de Dios, y…!al Dios de la
Palabra!.
Bendiciones.
Lluis Brull
Església Evangèlica
Comentaris
Publica un comentari a l'entrada